37º Descenso del Sella
Se puede hablar de crisis con mayúsculas en el Descenso Internacional del Sella de 1973: el número de países participantes se reduce de 13 a 9, pero el golpe más duro es la ausencia de Dionisio de la Huerta, creador y alma de la prueba.
Sin Dionisio, la Fiesta de las Piraguas pierde su esencia festiva y ceremonial. Aunque la Federación toma las riendas y logra mejorar la parte puramente competitiva, desaparecen elementos fundamentales: no hay desfile con la mitología clásica del Sella, ni versos de salida, ni siquiera el Himno de Asturias sonó para animar a los participantes. El tradicional cañonazo de salida fue disparado por el pintor asturiano Paulino Vicente, dando un toque diferente pero menos solemne.
En el plano deportivo, las parejas españolas partían como claras favoritas. Finalmente, vencen Esteban Celorrio y Javier Sanz con un tiempo de 1 h 18 min 24 seg. Además, destaca la aparición de Herminio Menéndez —considerado el mejor palista español de la historia—, que junto con Ramón Menéndez logró la segunda posición, consolidando su proyección en la élite del piragüismo.
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